Grulla común
Grus grus
Grus grus
Las escuadras de grullas surcando los cielos, con su vuelo enérgico y sostenido y su incesante trompeteo, constituyen una imagen cotidiana y emblemática del invierno en nuestro país. Estas enormes e inconfundibles aves llegan a la Península hacia el mes de octubre, donde permanecen hasta marzo, y durante estos meses se las puede contemplar, siempre en grupos numerosos, alimentándose en dehesas y cultivos que abandonan al atardecer para acudir, agrupadas en simétricas y ruidosas formaciones, hasta sus dormideros habituales.
La grulla común es un ave grande y esbelta, de patas y cuello largos y de coloración general gris ceniza, más oscura hacia el extremo de las alas. En los adultos destaca un penacho de plumas colgantes a modo de cola, que son en realidad las rémiges terciarias modificadas. En la cabeza, de color negro, destacan el píleo rojo y unas franjas blanquecinas a ambos lados que se extienden, a partir de los ojos, por las mejillas y el cuello. El pico, bastante largo y apuntado, tiene una tonalidad gris verdosa. Los jóvenes presentan un color parduzco y carecen del diseño característico de la cabeza. Las grullas vuelan con el cuello y las patas estirados, constituyendo bandadas que se reconocen fácilmente, no solo por la característica formación en “V” que adoptan, sino por los potentes trompeteos emitidos continuamente por todos los componentes, que pueden escucharse a considerable distancia.
Al igual que ocurre en otros países europeos, la especie no cría en la actualidad en nuestro país, aunque sí lo hizo hasta hace un siglo en las marismas del Guadalquivir, y las desaparecidas laguna de La Nava (Palencia) y de La Janda (Cádiz), sus últimos enclaves reproductores. Durante la invernada, sin embargo, España representa el principal destino de todo el Paleártico occidental para las grullas europeas. En la Península, el grueso de los efectivos (pertenecientes a la subespecie grus) se concentra en el cuadrante suroccidental, en especial en Toledo, Córdoba, Cáceres y Badajoz. La comarca de Vegas Altas, situada en estas dos últimas provincias, acoge la mitad de los invernantes en nuestro país. Durante los pasos migratorios pueden observarse importantes congregaciones de la especie en diferentes enclaves de Castilla y León (comarca de La Moraña, laguna de Villafáfila), de Aragón (laguna de Gallocanta, embalse de La Sotonera, saladas de Alcañiz) y del este de Castilla-La Mancha (laguna de El Hito, embalse de Buendía).
Guía de Aves de España©SEOBirdLife
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